miércoles, 5 de noviembre de 2008


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EL CÓDICE DE HUAMANTLA, RELATO CARTOGRÁFICO E HISTÓRICO DEL PUEBLO OTOMÍ

Códice de Huamantla

Fotografía: Archivo Medios / INAH


EL CÓDICE DE HUAMANTLA

Situación geográfica


Fotografía: Archivo Medios / INAH

RELATO CARTOGRÁFICO E HISTÓRICO DEL PUEBLO OTOMÍ

Dimensiones:

Con una extensión que pudo llegar a los ocho metros de largo y a los dos de altura, data del siglo XVI y parte del XVII.

Está constituido por nueve fragmentos en papel amate, de los cuales siete se encuentran a resguardo de la BNAH y dos más, en acervos alemanes.

Entre la riqueza artística, documental y cultural de los códices mexicanos, el de Huamantla ocupa un lugar especial no sólo por sus dimensiones que lo convierten en el más grande del mundo o por la rareza de su manufactura, pues está elaborado en papel amate. Su valor radica en ser de los pocos de origen otomí conservados hoy en día y cuyo estudio permite revalorar a un pueblo históricamente calificado como "bárbaro".

Carácter Cartográfico e Histórico

Con una extensión que originalmente pudo llegar a los ocho metros de largo y a los dos de altura, el Códice de Huamantla -en referencia al pueblo ubicado en el estado de Tlaxcala- que data del siglo XVI y parte del XVII, es de carácter cartográfico e histórico, de ahí que aborda los orígenes de una civilización que llegó a extenderse por casi toda Mesoamérica.

La doctora Carmen Aguilera es quien ha dedicado gran parte de su trabajo al estudio de este lienzo -desde su correcta estructura, hasta la búsqueda de los lugares físicos a los que hace mención-, detalló que éste comprende actualmente nueve fragmentos.

La mayoría de ellos, siete, se encuentran bajo resguardo de la Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), mientras los restantes se localizan en acervos alemanes, luego que el explorador Alexander von Humboldt los trasladara a ese país. Lo cual no ha impedido contar con la lectura integral de las fracciones conocidas.

Peregrinación otomí

El Códice de Huamantla -dijo- ilustra la peregrinación de otomíes que migraron desde lo que hoy es el oeste del Estado de México, en la Cueva de Chiapan, para iniciar un recorrido siempre hacia el oriente y que los llevaría a avanzar hasta Tlaxcala e, incluso, pasar por algunas localidades ubicadas en la entidad poblana.

La Serie de Documentos Pictográficos, consideró que posiblemente este códice fue elaborado por indígenas tlaxcaltecas a petición de los clérigos del lugar, a fin de reconstruir parte de la memoria escrita destruida en los primeros años de la Colonia.

Elementos pictográficos ( glifos e iconos)

"Los sitios están escritos con glifos a la manera antigua y, a su vez, se observan glosas que identifican los mismos. Esto se debió a que los cronistas españoles no podían mostrar el significado de los lugares mediante iconos, por lo tanto, los nombres aparecen en lengua náhuatl y no en otomí".

Fue Lorenzo Boturini, historiador italiano y cronista de las Indias, quien descubrió en 1740 el Códice de Huamantla en una ermita de la jurisdicción del pueblo así denominado, pero debido a su extensión de casi 12 metros cuadrados, éste sufrió dobleces que más tarde repercutieron en la pérdida de ciertos elementos pictográficos.

Asimismo, debido a que el códice fue elaborado con tinta española y sumado a su exposición al ambiente, a lo largo del tiempo se desvanecieron otros de los motivos; después de encontrarse en las bóvedas de la Cámara de Documentos Virreinales, durante el resto del siglo XIX pasó a lo que más tarde se convertiría en el Museo Nacional de Antropología y su Biblioteca.

Estilística y religión

"Es notable la correspondencia estilística con el arte de los nahuas del Posclásico Tardío y el siglo XVI. Se advierten diferentes manos en su elaboración y tal vez diferentes etapas. Algunos aspectos iconográficos, sin embargo, hablan de la invasión española: conquistadores, un sacerdote, etcétera.

"Otros elementos nos permiten acercarnos a la religión de los otomíes de la zona tlaxcalteca. También tiene aspectos históricos, especialmente guerras, así como cartográficos, incluyendo elementos de la flora y la fauna de la región referida".

La especialista en iconografía del Posclásico Tardío del Altiplano, precisó que actualmente los siete fragmentos del Códice de Huamantla se encuentran en condiciones estables de temperatura y humedad en la bóveda de la BNAH, y también la mayor parte de ellos ya se encuentran digitalizados para su consulta por parte del público interesado.

"El otomí fue un pueblo muy avanzado, lejos de la idea que ha predominado sobre ellos, lograron extenderse prácticamente por toda Mesoamérica, excepto hacia el sureste. Creo que esta descalificación fue provocada por la dificultad de su lengua tonal, por lo que los nahuas del Posclásico los relegaron y debieron replegarse a las montañas.

Padres otomies

"El Códice de Huamantla inicia en la Cueva de origen de todos los pueblos y de donde surgen los padres de los otomíes: Xochiquetzal y Piltzintecutli, quienes realizan el fuego nuevo para anunciar su salida y pedir la peregrinación de sus hijos. De esta manera, llegan a Teotihuacan, y luego de encontrar ocupada Tenochtitlan por los mexicas, recorren el norte de lo que hoy es el Estado de México".

Explicó que una de las escenas refiere a una batalla librada entre los otomíes peregrinos y otros más (también otomíes) que defendían la frontera occidental de Tlaxcala, siendo estos últimos los vencidos.

Concluyendo

Por desgracia muchas de las investigaciones se han limitado a abordar las culturas del Posclásico Tardío. "Es necesario revalorar el papel jugado por los otomíes en Mesoamérica y cuyo apogeo se dio principalmente en el Preclásico Temprano, cuando florecieron varios de sus señoríos y siendo, por ejemplo, muy superiores a los chichimecas".

EL CÓDICE DE HUAMANTLA, RELATO CARTOGRÁFICO E HISTÓRICO DEL PUEBLO OTOMÍ

Códice de Huamantla

Fotografía: Archivo Medios / INAH


EL CÓDICE DE HUAMANTLA

Situación geográfica

Fotografía: Archivo Medios / INAH

RELATO CARTOGRÁFICO E HISTÓRICO DEL PUEBLO OTOMÍ

Dimensiones:

Con una extensión que pudo llegar a los ocho metros de largo y a los dos de altura, data del siglo XVI y parte del XVII.

Está constituido por nueve fragmentos en papel amate, de los cuales siete se encuentran a resguardo de la BNAH y dos más, en acervos alemanes.

Entre la riqueza artística, documental y cultural de los códices mexicanos, el de Huamantla ocupa un lugar especial no sólo por sus dimensiones que lo convierten en el más grande del mundo o por la rareza de su manufactura, pues está elaborado en papel amate. Su valor radica en ser de los pocos de origen otomí conservados hoy en día y cuyo estudio permite revalorar a un pueblo históricamente calificado como "bárbaro".

Carácter Cartográfico e Histórico

Con una extensión que originalmente pudo llegar a los ocho metros de largo y a los dos de altura, el Códice de Huamantla -en referencia al pueblo ubicado en el estado de Tlaxcala- que data del siglo XVI y parte del XVII, es de carácter cartográfico e histórico, de ahí que aborda los orígenes de una civilización que llegó a extenderse por casi toda Mesoamérica.

La doctora Carmen Aguilera es quien ha dedicado gran parte de su trabajo al estudio de este lienzo -desde su correcta estructura, hasta la búsqueda de los lugares físicos a los que hace mención-, detalló que éste comprende actualmente nueve fragmentos.

La mayoría de ellos, siete, se encuentran bajo resguardo de la Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), mientras los restantes se localizan en acervos alemanes, luego que el explorador Alexander von Humboldt los trasladara a ese país. Lo cual no ha impedido contar con la lectura integral de las fracciones conocidas.

Peregrinación otomí

El Códice de Huamantla -dijo- ilustra la peregrinación de otomíes que migraron desde lo que hoy es el oeste del Estado de México, en la Cueva de Chiapan, para iniciar un recorrido siempre hacia el oriente y que los llevaría a avanzar hasta Tlaxcala e, incluso, pasar por algunas localidades ubicadas en la entidad poblana.

La Serie de Documentos Pictográficos, consideró que posiblemente este códice fue elaborado por indígenas tlaxcaltecas a petición de los clérigos del lugar, a fin de reconstruir parte de la memoria escrita destruida en los primeros años de la Colonia.

Elementos pictográficos ( glifos e iconos)

"Los sitios están escritos con glifos a la manera antigua y, a su vez, se observan glosas que identifican los mismos. Esto se debió a que los cronistas españoles no podían mostrar el significado de los lugares mediante iconos, por lo tanto, los nombres aparecen en lengua náhuatl y no en otomí".

Fue Lorenzo Boturini, historiador italiano y cronista de las Indias, quien descubrió en 1740 el Códice de Huamantla en una ermita de la jurisdicción del pueblo así denominado, pero debido a su extensión de casi 12 metros cuadrados, éste sufrió dobleces que más tarde repercutieron en la pérdida de ciertos elementos pictográficos.

Asimismo, debido a que el códice fue elaborado con tinta española y sumado a su exposición al ambiente, a lo largo del tiempo se desvanecieron otros de los motivos; después de encontrarse en las bóvedas de la Cámara de Documentos Virreinales, durante el resto del siglo XIX pasó a lo que más tarde se convertiría en el Museo Nacional de Antropología y su Biblioteca.

Estilística y religión

"Es notable la correspondencia estilística con el arte de los nahuas del Posclásico Tardío y el siglo XVI. Se advierten diferentes manos en su elaboración y tal vez diferentes etapas. Algunos aspectos iconográficos, sin embargo, hablan de la invasión española: conquistadores, un sacerdote, etcétera.

"Otros elementos nos permiten acercarnos a la religión de los otomíes de la zona tlaxcalteca. También tiene aspectos históricos, especialmente guerras, así como cartográficos, incluyendo elementos de la flora y la fauna de la región referida".

La especialista en iconografía del Posclásico Tardío del Altiplano, precisó que actualmente los siete fragmentos del Códice de Huamantla se encuentran en condiciones estables de temperatura y humedad en la bóveda de la BNAH, y también la mayor parte de ellos ya se encuentran digitalizados para su consulta por parte del público interesado.

"El otomí fue un pueblo muy avanzado, lejos de la idea que ha predominado sobre ellos, lograron extenderse prácticamente por toda Mesoamérica, excepto hacia el sureste. Creo que esta descalificación fue provocada por la dificultad de su lengua tonal, por lo que los nahuas del Posclásico los relegaron y debieron replegarse a las montañas.

Padres otomies

"El Códice de Huamantla inicia en la Cueva de origen de todos los pueblos y de donde surgen los padres de los otomíes: Xochiquetzal y Piltzintecutli, quienes realizan el fuego nuevo para anunciar su salida y pedir la peregrinación de sus hijos. De esta manera, llegan a Teotihuacan, y luego de encontrar ocupada Tenochtitlan por los mexicas, recorren el norte de lo que hoy es el Estado de México".

Explicó que una de las escenas refiere a una batalla librada entre los otomíes peregrinos y otros más (también otomíes) que defendían la frontera occidental de Tlaxcala, siendo estos últimos los vencidos.

Concluyendo

Por desgracia muchas de las investigaciones se han limitado a abordar las culturas del Posclásico Tardío. "Es necesario revalorar el papel jugado por los otomíes en Mesoamérica y cuyo apogeo se dio principalmente en el Preclásico Temprano, cuando florecieron varios de sus señoríos y siendo, por ejemplo, muy superiores a los chichimecas".